miércoles, 19 de junio de 2013

Nox / Venus | Segunda Parte: La Perspectiva de Nox

Katsushika Hokusai - 'El sueño de la mujer del pescador'

Pueden encontrar la primera parte, 'La Perspectiva de Venus' en este enlace.

Buenos días borrón oscuro. Estoy abriendo la mente a una nueva forma de placer y me es grato informarle a mi cuerpo que será una experiencia sensorial única e irrepetible, como un platillo horneado en una estrella agónica. 

Las cuencas están listas para que mis dedos acaricien ese espacio, ahora ocupado por globos oculares, pero que en un instante serán el lugar perfecto para el amor. 


La veo, escondida en ese rincón, creyendo ser invisible pero brillando de tal manera que el resto de las tristes figuras que pasan junto a mi, apenas llaman mi atención al convertirse en manchones rojizos luego de mis caricias. Todo es neblina negra desgarrada por su visión.
He llegado a sus pies y la descubro, temblorosa, frágil y dulce. Puedo oler las adrenocorticotropas salir de su hipófisis, puedo oir como el sudor sale por cada uno de sus poros. Mis tentáculos se estremecen con el latir acelerado de su corazón. El horror pétreo de su mirada me conmueve hasta las lágrimas.

Es amor, ¡cuánto la amo!

Sus piernas logran romper el encantamiento de mi presencia. Se abren, levantan al resto del paralizado cuerpo y dándole bríos. Cada célula de su cuerpo se despierta para luchar por sobrevivir. Mi amor por ella crece tanto que mi caja torácica se hincha con dolor. Mis corazones golpean como exigiendo salir a estrecharla entre sus arterias.
Dejo que la esperanza se anide en su pecho, que las lágrimas se sequen con el viento de la carrera. La hago creer que mi interés está en otro esperpento que deshueso con delicadeza. Cuando ha girado en la esquina, sé que no se detiene, que sus pies parecen volar sobre el pavimento y que su cabeza palpita, que está mareada, casi ciega de terror.

Cuando incluso sus reservas de energía se han agotado, aparezco frente a ella. Todos mis ojos se concentran en su desamparada figura, en cada ángulo. Observo con detenimiento su cabello sudado, su ropa interior húmeda, sus rodillas sangrantes, sus vellos erizados.

Está lista para recibir todo mi amor, como jamás nunca lo he entregado a alguien. 

Algunos de mis tentáculos la sujetan de las muñecas, otros de los tobillos separando las piernas. Acaricio su hermoso rostro y su delicada boca. Sus pupilas dilatadas titilan y me llaman a actuar.

Un par de tentáculos entra por sus ojos reventando los globos oculares. Su llanto sangriento adorna sus pronunciados pómulos. Mi penetración no se detiene allí. Me deslizo a través de su garganta, hasta llegar la corazón a punto de colapsar. Otro de mis apéndices a entrado por su entrepierna para enroscarse en el útero; el resto está ocupado sujetando sus extremidades.

En un movimiento, desgarro su cuerpo partiéndolo en dos. Hemisferios, un oriente y un poniente, unidos por vísceras, ahora arrojados con todo el amor de mi ser por mis tentáculos.

Ha sido tan afortunada. No hay criatura en este mundo tan amada como aquella niña.